domingo, 29 de octubre de 2017

en la Estación




















Foto: Fernanda Montoro • http://fernandamontoro.com  
Diseño gráfico: Maria Esther Morales


“en la Estación” ¿es un poemario o una novela contemporánea escrita en verso?

“Tan onírica como real, una mujer de 43 años sentada en un café espera un tren de regreso a casa. Pero los trenes se han detenido hasta nuevo aviso. Y la espera genera ese espacio-tiempo ideal para la “ficción”. Los límites entre pasado, presente y futuro, se desdibujan. Lo autobiográfico y lo imaginario se ensamblan en un mundo poético, real. Imágenes que abrazan o golpean. Poemas que evocan recuerdos de su vida, atravesados por momentos cruciales del SXX: la Caída del Muro de Berlín, las Obras de la Bailarina Pina Bausch, y la dictadura de los años 70 en América Latina. Mujer poeta que se atreve a sentir y a expresar desde lo más doloroso hasta lo más sublime de su vida. Mujer narradora que se lanza a soñar hacia el futuro”.

“en la Estación es una obra redonda, que a uno lo va envolviendo. Es como cuando empiezan a caer las primeras gotas de lluvia, una a una con su peso, su impacto y ese irte calando hasta los huesos, casi sin que te des cuenta. Es una narración perfecta aunque no narre en un sentido tradicional. Son como imágenes de una película que apenas aparecen, se detienen en una foto fija, y se asientan en uno. Ya querría más de un narrador en sentido clásico tener el talento para enhebrar una trama como el que tiene Alejandra. Lo que a un narrador corriente le lleva por lo menos 40 renglones de prosa para caracterizar a un personaje, Alejandra lo logra en apenas 4 versos.”.

Prof. Gustavo Martínez


Próximamente se presentará en vivo en la ciudad de Rotterdam. 





miércoles, 25 de octubre de 2017

las flores de Vincent


Por lo general, cuando se “piensa” en flores uno asocia la imagen con alegría o un instante de esplendor. Los girasoles de Vincent o sus lirios me conectan con algo mucho más abarcador; la vida misma con sus diferentes estaciones. No todos sus girasoles son espléndidos. Algunos están despojados de pétalos. Y en sus lirios hay gajos caídos, rendidos de tanta vida, empiezan a marchitarse. Eso es lo que más me atrapa de la pintura de Van Gogh, sus cuadros no tienen “maquillaje” ni “cirugía” estética; son pura esencia. Sus pinceladas respetan la naturaleza con sus arrugas, con sus canas, con los machaques que el tiempo va dejando. Cuánto más desnudas se presentan las cosas, más bellas y auténticas. Nosotros también integramos parte de esa belleza en nuestro proceso de desintegración. Es sólo cuestión de asumirlo. De asumirse. 

domingo, 15 de octubre de 2017

1905 de la mano de Jo




Poco se sabe y menos aún se escucha o se lee sobre Johanna Gezina Bonger; la cuñada de V.Gogh. Sin embargo, esta mujer es el puente entre nosotros y la obra de Vincent Van Gogh. En 1890 Vincent se dispara una bala en el pecho y su cuerpo es enterrado en Auvers-sur-Oíse. Al año siguiente su hermano Theo también fallece. Johanna se queda sola con un hijo y toda la obra de V. Gogh; semejante responsabilidad para una mujer, con lo que implicaba ser mujer en aquellos tiempos, un niño de apenas un año, la pintura de un genio entre el silencio y las sombras de una época que apenas reconoció el valor de la obra de Van Gogh. En 1905 Johanna re vive al genio y lo lleva a las salas del Stedelijk Museum en Amsterdam donde más de 450 cuadros dejaron su huella hasta el día de hoy. La primera y gran merecida exposición de Van Gogh en un museo del mundo. ¿El “comienzo” de su carrera de la mano de Jo? Sin lugar a dudas, le debemos un agradecimiento a esta mujer, casi anónima, y a su hijo Vincent Willem Van Gogh que continuó la tarea de su madre: sacar a luz la obra de un genio.  


domingo, 8 de octubre de 2017

rupturas en tiempos y espacios



Las guardaría con mucho cuidado, en este armario de cajones pequeños, las cartas que recibía de su hermano Theo. Puedo imaginármelo escribiendo con la misma pasión con que pintaba sus lienzos. Dicen que tenía un talento natural para escribir, que la correspondencia a su hermano son literatura en su pura esencia. También se escribe en una de sus biografías que al parecer tenía dificultades para dibujar y sólo a base de un gran esfuerzo, lo logró. Diez años de intensa y prolífica creación tuvo Van Gogh. Se abocó a sus frenéticas pinceladas dejándose llevar por esos colores fuertes desde los 27 hasta su último respiro diez años después. Internado en un hospital el dolor de su enfermedad lo superó. Se disparó una bala en el pecho y los últimos cuervos se echaron a volar campo abierto. Un grito que marcó un final en el camino. ¿Pero hubo realmente final? Sus pinceladas superan las sombras anónimas de la muerte hasta el día de hoy. Es imposible escapar al magnetismo de los cuadros de Van Gogh. Las distancias entre sus campos, sus cielos y el espacio contemporáneo se desdibujan. Siento el viento en la cara al atravesar el Boulevard de Clichy en 1887. Estoy al lado del sembrador, cuando el sol se derrite en el horizonte en un atardecer de 1888. Bailo con los árboles y los cielos alborotados del jardín del hospital en 1889. Y aún huelo el Almendro en flor de 1890 cada vez que regreso al museo. Todo está vivo, palpable, cercano de la mano de Van Gogh; la vida y su eterno movimiento.